Década Séptima, dedicado a Luis Fitor en su 70 Aniversario.


  • Castelló, Iborra y Elgar - Década séptima

Diecinueve de agosto

de mil novecientos cuarenta y tres.

Todavía se derraman las lágrimas

de San Lorenzo. Noche calurosa,

noche de alumbramiento,

noche de amor hermosa.

 

Una estrella fugaz, la más brillante,

recorre el firmamento de La Plana

hasta posarse en la copa del pino

más esbelto de la caseta Nofre,

cerca de la ermita de Sant Antoni,

y tiñe de plata el campo de Muro.

 

Han pasado setenta años

desde aquel feliz acontecimiento.

Y Luis cada mañana recuerda

a Milagros y a Juan, que en ese día

de imborrable recuerdo y larga espera

vieron holgadamente cumplido su deseo.

 

 

Era ya el cuarto parto de Milagros

pero a Juan le sobraba la entereza

para sacar adelante a sus hijos

con el solo recurso de sus manos.

Y, aún sacando fuerzas de flaqueza,

nunca les faltó ropa ni alimento.

 

A menudo Luis,

al abrir el armario de los sueños,

encuentra la chaqueta, la camisa,

el pañuelo de seda, los botines,

el viejo uniforme y el vestuario

del grupo musical – Teachers y Tigres

Halla también el traje desgastado

de la Mare de Déu:

Recuerdos de otros tiempos

que todavía alegran y aceleran

un corazón sin diques ni barreras

y un alma desprendida y sincera.

 

Luis,

vas cruzando la senda de la vida

con tu cara de niño,

con tu tierna mirada y tu sonrisa.

Y, al son de la guitarra, alegras a los tuyos

con acordes, ritmos y melodías.

 

Dejaste atrás un leve desengaño,

al tiempo que pudiste comprobar

que la integridad no es patrimonio

de todos los humanos,

y que raras veces la honestidad

se sirve con receta en las farmacias.

 

Ahora que el recuerdo de los padres

es tu mejor reliquia,

ahora que el futuro de los nietos

es tu único proyecto

y la paz y armonía de tu entorno

el más eficaz fármaco.

 

Ahora, Luis, comienza la vida.

Y no importan los años.

Tú siempre serás joven:

Porque no se desgastan los valores.

Porque nunca envejece la sonrisa.

Porque es profunda tu tierna mirada.

 

Porque te aguarda Inés cada mañana.

 

                                                                              Muro, 19 de agosto de 2.013

                                                                                   Juanjo Castelló