El haiku es una estrofa oriental muy cultivada, entre otros países en Japón, cuyo rasgo esencial es la brevedad de su forma (pocos versos y, además, de pocas sílabas). Su alcance emocional (su fondo), no obstante, es muy profundo. Con ello, se logra una perfecta economía del lenguaje, esto es, decir muchas cosas o despertar los sentimientos en pocas palabras. De ahí, que esta composición naciera en las regiones del Oriente, más proclives a la austeridad en la palabra.
El haiku admite distintas combinaciones en lo que a versos y medida se refiere. A mí, particularmente, me gusta la estrofa formada por tres versos. El primero y el tercero de cinco sílabas métricas y el segundo de siete. La combinación métrica es: 5/7/5.
Este hecho explica la introducción que en su día escribí en mi Agenda de haikus, poemario editado con motivo del centenario del nacimiento de mi padre, y que a continuación reproduzco:
A mis hijos, que se mueven en el mundo de la economía, les diré que el haiku es una estrofa oriental muy eficiente:
Genera cuantiosos ingresos en el alma (sentimientos, emociones, pensamientos) con un gasto mínimo de recursos: tan sólo diecisiete sílabas métricas (5/7/5).
En nuestra nueva Agenda de haikus, las composiciones (todas ellas escritas por mí y recogidas, entre otras, en el poemario al que he hecho referencia) han quedado clasificadas bajo los siguientes epígrafes:
- Primeros paisajes y estaciones
- Apuntes sobre el amor.
- Ironías del lenguaje.
- Reflexiones